Daniel Alcaraz Gómez
¿Delincuencia, gobierno paralelo?
Harfush, ¿súper policía?
Una reciente comparecencia del secretario de Seguridad Pública de México, Omar García Harfush, ante el Senado de la República, acabó con una escalofriante cantidad de evidencias y pruebas de complicidad entre autoridades de diversos niveles en estados como Jalisco, Baja California y Guanajuato. Lo que se ha publicado produjo escalofrío en más de uno de los “representantes populares”.
Lo que el funcionario mostró ante la asamblea reveló el poderoso tejido de cárteles como el Jalisco Nueva Generación, contra cuya estructura se libra una batalla a muerte. Esta es más difícil de lo calculado, porque hay demasiados personajes de la vida gubernamental y de representación popular metidos en el negocio.
Bueno, hasta un banco privado se localizó en la triangulación de recursos públicos, dentro de una red de lavado de dinero que se extiende a Centro y Sudamérica, así como a otras naciones de Asia y Europa, sin omitir a los Estados Unidos.
Con un esfuerzo coordinado con agencias de inteligencia del vecino país —interesadas en combatir la delincuencia en sus primeros niveles, a fin de frenar el tráfico de drogas e indocumentados hacia aquel territorio—, Harfush ha logrado, a nivel de investigación y combate efectivo, lo que en décadas no se hizo. Solo recordemos que, en su oportunidad, con Felipe Calderón, quien ocupó esa silla era uno más de los capos del delito: Genaro García Luna. Por eso está preso en la Unión Americana.
Por la información que ya trasciende, podemos decir que el crimen organizado es un gobierno paralelo en México: controla estados de la República casi completos y miles de espacios que posibilitan el desvío de presupuestos, a través de inversiones como obras y hasta fundaciones que en la realidad nunca se desarrollan ni operan, y se benefician con dinero nuestro.
¿En verdad el secretario cuenta con la bendición de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para llegar hasta las últimas consecuencias?
¿La batalla va hasta el fondo? ¿Por fin, como jamás se hizo, esta administración quiere en serio acabar con ese cáncer que nos lacera con complicidades como la de Calderón? Suena bonito. Y si fuera así, en Morelos caerían decenas de políticos: lo mismo senadores que diputados federales, locales y presidentes municipales, además de funcionarios de toda naturaleza. ¿Cómo la ve?
