Daniel Alcaraz Gómez
Pierde oposición último gran refugio
Un fracaso para los opositores, un ejemplo a seguir en democracia: así fueron recibidos los resultados de la elección de jueces, magistrados y ministros que integrarán la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Judicial Federal en general. Con una alta abstención —pues la participación social apenas podría alcanzar el 13 por ciento del padrón—, la reforma está consumada.
Esta es una segunda gran derrota para la oposición panista y priísta, porque, vía la aún presidenta de la Corte, Norma Piña, mantenían fuertes intereses ahí. Qué decir de algunos personajes antipatriotas como Ricardo Salinas Pliego, del Grupo Elektra, que, amparado por jueces federales, no pagaba impuestos a la nación y debe más de 10 mil millones de pesos.
En mucho, todas esas corruptelas fueron las que llevaron a una mayoría popular, en las elecciones presidenciales, a apoyar la propuesta de reforma de la hoy presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que fue impulsada sin éxito durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Los opositores hicieron lo humanamente posible para inhibir el voto, pero finalmente es un asunto consumado.
¿En verdad estamos corrigiendo el camino y combatiendo corruptelas de un séquito de jueces y ministros que convirtieron a la SCJN en un botín de negociación hasta con los grupos de la delincuencia? Entre otras cosas, ese es el propósito: acercar la justicia al ciudadano de a pie, porque sólo se atendía a élites.
Conforme al avance del conteo de votos, es Lenia Batres quien se perfila como la sustituta de Norma Piña, quien debe estar que no la calienta ni el sol, igual que el agiotista de Salinas Pliego, porque ahora ¿quién lo amparará para seguir evadiendo al fisco?
Y políticamente, Sheinbaum Pardo acumula mayor poder, porque la mayoría de quienes llegan al Poder Judicial son afines a la 4T. Tiene control en el Senado de la República, en la Cámara baja, y ha sumado a la Corte, donde venía actuando con mala fe, buscando contrarrestar las políticas gubernamentales, desafiando al poder presidencial y favoreciendo a criminales consumados.
La esperanza es que las cosas cambien y la justicia sea pareja, que la razón se le dé a quien la tenga y se acompañe la estrategia de combate a la delincuencia desde todos los ámbitos. ¿O no?

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