Opinión

Radiografía del Poder

Daniel Alcaraz Gómez

🔹 Lo de siempre, puro escándalo

🔹 ¿Y qué pasó con el caso CBB?

Las leyes, lo dicen muchos expertos, son normas aplicables al pueblo, a los ciudadanos de a pie, a quienes no ejercen poder alguno. Aquellos que se dedican a la política no están sujetos al orden constitucional y, casi siempre, hacen lo que se les viene en gana sin ninguna consecuencia legal… acaso el desprecio popular.

Nos referimos al tema porque ya parece haber pasado a ser parte de los archivos muertos el caso del exgobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, a quien se denunció por intento de violación en contra de su propia hermana y cuyo proceso de juicio de responsabilidades se ventilaba en la Cámara de Diputados federal.

Durante algunas semanas, se libró una lucha entre fracciones de legisladores al interior del recinto legislativo y, de acuerdo con los elementos expuestos, se daba por hecho que el de Tepito sufriría las consecuencias. Pero ya ni quién hable del asunto.

Lo mismo habría que preguntar al actual gobierno estatal de Morelos: ¿qué avances hay en las decenas de expedientes levantados luego de una revisión que reflejaba miles de millones sin comprobar?

Pero además, cuando se dio a conocer esa información por parte de la Consejería Jurídica del gobierno estatal, también se adelantó que en unas semanas más se presentarían nuevas denuncias por presuntos desvíos millonarios del erario durante la gestión de Blanco Bravo. Hace meses de aquello que —si mal no recordamos— fue todavía a finales de 2023.

¿Qué pasó? ¿Hubo negociación con el exgobernador para que ahí quedara todo? ¿O acaso fue por una orden superior? En verdad que la política es de lo más sucio. La impunidad sigue tan vigente como en el pasado y, como referimos, en el ejercicio del poder se puede llegar a lo impensable en actos de corrupción, y no hay ley que sancione semejantes atrocidades.

Vivimos tiempos tan acelerados y cambiantes, que nuevos sucesos se sobreponen a los que hoy ocurren, y mañana otros acontecimientos opacarán los anteriores. No obstante, el caso Cuauhtémoc no debería quedar impune.

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