Opinión

Radiografía del Poder

Daniel Alcaraz Gómez

🔹 Conflicto sindical de gobierno

🔹 Más delicado de lo que se ve

El Sindicato de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado busca mejoría en sus condiciones laborales, como ocurre cada año, y contrariamente a lo que se podría pensar, se advierte una cerrazón por parte de quienes, desde el gabinete, encabezan las mesas de negociaciones, llegando al grado de las amenazas, compra de conciencias y condicionamientos que no corresponden a la política laboral impulsada por la 4T.

Bueno, de acuerdo con lo revelado por algunos de los asesores del movimiento de burócratas —que el jueves pasado debió realizar una marcha para presionar—, las cosas internamente están más complicadas de lo que oficialmente se muestra hacia el exterior.

Encabezados por José Ramón Wong, su secretario general, pidieron la intervención directa de la gobernadora Margarita González Saravia a fin de encontrar respuesta a sus demandas de mejora salarial y prestaciones, porque durante las reuniones no se ha resuelto uno solo de los nueve puntos del pliego petitorio.

Y bueno, para nada parece ser cierto lo que al respecto declara Jorge Salazar, secretario de Administración del gobierno estatal, quien busca aparentar que las cosas van bien. ¿Sabrá González Saravia lo que realmente está pasando? Porque el trato que se les viene dando a los sindicalizados es indignante: los humillan y buscan ridiculizarlos en los encuentros, cuando son los “operadores” gubernamentales los que no tienen nivel ni capacidad.

¿Y por qué lo decimos? Porque, violando sus derechos y la política de la Cuarta Transformación, los hicieron firmar un acuerdo mediante el cual solo los trabajadores pueden acceder a las mesas de diálogo, no los asesores. Y es que el abogado de estos es un joven que trae fama de ganar literalmente todos sus juicios, y le tienen miedo. Lo han dejado entrar más a fuerza que por ganas, pero condicionado a no hablar. ¿Quién creería que esto pasara con un gobierno que se dice humanista?

Bueno, luego de la marcha subieron a dialogar a Palacio, y un funcionario que se comporta como gánster buscó impedir el ingreso del abogado, poniéndole el brazo en el cuello. Por eso preguntamos: ¿sabe González Saravia todo esto? ¿Acaso es instrucción suya darles este trato despectivo? Consideramos que no, porque entonces, de izquierda, esta administración no tiene nada.

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